BOITE TRUCHA EN LA EMILIA CON SILENCIO MUNICIPAL Y POLICIAL
Tratando de resumir, la cosa es más o menos así. Desde el año pasado unos vecinos de nuestro barrio están alquilando un terreno de su propiedad con fines comerciales. Se trata de un lote con unas instalaciones muy precarias en la calle 473 entre 135 y 136 bis. No cuentan ni con autorización municipal, ni con las mínimas medidas de seguridad que se exige en el caso de instalaciones donde se reúnen cientos de personas (la mayoría adolescentes), que consumen básicamente música y alcohol.
La citada propiedad se alquila puntualmente para fiestas y el primer antecedente fue una reunión que terminó, a manos de los participantes de dicho evento, rompiendo la cartelera del barrio que estaba en La Plaza y arrojándola en un baldío próximo al lugar que se alquila.
La segunda “fiesta” tuvo lugar la noche del 7 al 8 de noviembre del corriente año. En esa oportunidad se juntaron 400 personas y vino acompañada de una enorme cantidad de desmanes en nuestro barrio: pintadas pornográficas en nuestra plaza, en los frentes de algunas viviendas y en las calles; roturas de elementos de los frentes de nuestras casas (campanas, cestos de basura, zanjas, etc.); disputas con los vecinos que intervinieron para defender el barrio y sus viviendas, picadas de coches y ruido, mucho ruido hasta altas horas de la madrugada, infringiendo el Código contravencional (ordenanza 6147) que regula los horarios establecidos para este tipo de eventos.
La Comisaría de City Bell no actuó en esa oportunidad, a pesar de las denuncias, y tampoco Control Urbano como organismo público de supervisión, habilitación, inspección y vigilancia, ambos conocedores y ejecutores de la normativa prevista. Después de este acontecimiento, los vecinos presentamos denuncias tanto en la Delegación como en la Comisaría 10ama. de City Bell.
Las personas propietarias de la casa que se alquila con esa finalidad, fiestas clandestinas, viven en la esquina que forman las calles 473 y 135. Sus nombres son Rodolfo Fraga y su esposa Gabriela Assis. Cabe mencionarse que hemos intentado que ellos entraran en razón y detengan el perjuicio que están generando al barrio, pero como ese propósito no ha sido logrado, nos vemos necesitados de la intervención de la fuerza pública.
A partir de este hecho se formó un Expediente (Nº 073333) el día 12 de noviembre de 2009. Estas actuaciones promovieron una reunión de los vecinos del Barrio la Emilia (asistieron más de 30 vecinos) con el entonces Subcomisario Pablo Enrique Gómez y el Sr. Ezequiel Escobar, en representación de la Delegación Municipal, el día 12 de noviembre de 2009 a las 17 Hs. en la plaza La Emilia. El resultado de la reunión con ambos organismos - de seguridad y de la delegación, respectivamente- fue que tomarían intervención ante lo informado y nos dieron la indicación a los vecinos de comunicarnos directamente con ellos en caso de reiteración de situaciones similares.
La pasada noche del 24 al 25 de diciembre volvió a producirse la 3era. fiesta, de iguales características. Previo a eso, durante la tarde del 24 de diciembre los vecinos alertamos que se bajaba una gran cantidad de bebida y se probaba música al aire libre en la vivienda mencionada. Frente a eso, y según lo convenido, alertamos al Sr. Ezequiel Escobar alrededor de las 18 hs, quien se hizo presente en el lugar con personal de calle de la Policía Bonaerense. Se estableció un diálogo con quienes estaban preparando la fiesta -entre otros con quien oficia de inquilino eventual y presunto organizador del evento, Sr. Santiago Barreda- de quienes recibieron una promesa de que “se trataría de una pequeña fiesta íntima y con volumen de música moderada”.
Esos únicos argumentos fueron suficientes para que las fuerzas de seguridad y el representante de la delegación de City Bell abandonaran el lugar, diciéndonos a los vecinos que si recibían nuevas denuncias de nuestra parte vendrían a clausurar la fiesta. También durante esa tarde nos comunicamos con la comisaría 10ma. de City Bell, para informar sobre los preparativos del evento y refrescar los antecedentes de otras fiestas previas realizadas en el lugar.
Hacia la hora 2.30 Hs de la madrugada del día 25 de diciembre aquello se convirtió rápidamente en una fiesta multitudinaria –nuevamente con música alta a cielo abierto- y con un cantidad de gente cuyos automóviles ocuparon todas las cuadras circundantes e inclusive usando como estacionamiento la cancha de fútbol que se encuentra en la esquina de las calles 473 y 135, haciendo intransitable el lugar debido a la densidad de automóviles y personas a lo largo de 5 cuadras a la redonda (todas calles de tierra).
Los vecinos hicimos lo que se nos había indicado: llamamos nuevamente al personal de calle de la Policía Bonaerense que había estado por la tarde y al Sr. Ezequiel Escobar en representación de la Delegación Municipal. El primero nos respondió que mandaría un patrullero si queríamos, pero alertándonos de que era poco lo que iba a poder hacer porque “sólo podía actuar si veía delito” (el ímpetu de la tarde había mermado notoriamente) y nos pidió que fuéramos a la fiesta a sacar fotos (o sea, la fuerza de seguridad le pide a ciudadanos inermes que vayan al lugar a obtener pruebas por sus propios medios). Como los vecinos estamos muy necesitados de que esta situación no se reitere, fuimos y sacamos las fotos (que se adjuntaron en una nueva denuncia), tarea en la cual dos vecinos debieron sobrellevar interrogatorios y amenazas varias.
El Sr. Ezequiel Escobar, por su parte, nos dijo que “iba a ver quien estaba de guardia en Control Urbano” y ver “si podían hacer algo”. Por parte de Control Urbano no existió ninguna intervención, pero al rato llegó un patrullero que se ubicó durante unos 10 minutos en la esquina de de 473 y 135, a una cuadra del lugar, desde donde no podía verse demasiado que pasaba en la fiesta, como la venta de bebidas alcohólicas u otra cosa que pudiera incurrir en delito.
Sólo se limitó a hablar por la ventanilla del móvil con los vecinos que nos acercamos a pedirles que intervinieran. Lo único que nos transmitió fue que “nada podían hacer” y, entre otras cosas, deslizó que esos jóvenes eran “hijos de gente de buen pasar” por lo que “no podemos hacerles nada porque después los padres vienen y nos hacen denuncias” (o sea, control, orden y justicia dependiendo a quien se aplique).
Pasaron las horas, creció el número de gente, las “picadas” de autos y el ruido. Los vecinos permanecimos en los frentes de nuestros hogares tratando de protegerlos, ya que muchos jóvenes ebrios se metían en las casas linderas y hacían sus necesidades en la vía pública (el precario lugar donde se hace la fiesta tiene sólo un baño doméstico).
Así permanecimos en estado de alerta e insistiendo en el llamado al Sr. Ezequiel Escobar y a las fuerzas de seguridad. Los vecinos nos expusimos y sobrellevamos los riesgos, amenazas e intenciones de pelea que el personal policial no estuvo dispuesto siquiera a contener. Hubo un segundo patrullero que llegó y se ubicó aún más lejos de la fiesta, en la esquina de 473 y 134. Su participación se limitó a ser parte del paisaje durante algunos minutos y observar desde adentro del automóvil; los vecinos seguíamos en la calle tratando de que alguien cumpliera con su parte.
La fiesta se extendió hasta las 7 de la mañana (otra contravención, esta vez al horario para eventos bailables) y la salida vino acompañada de riñas en la calle, rotura de botellas en la cabeza de personas y la destrucción total de un automóvil (el Peugeot 206 rojo que aparece último en la serie de fotos que adjuntamos). Los vecinos llamamos al 911, que tardó en llegar lo suficiente como para que, a su arribo, no quedara nada ni nadie vinculado a ese ilícito.
La artimaña urdida para burlar las normas y disposiciones municipales vigentes en materia de habilitación de espacios públicos para eventos es la siguiente: el propietario busca eludir su responsabilidad a través del alquiler a un particular por intermedio de una inmobiliaria (Urquiza); a su vez, el inquilino (Santiago Barreda), arguye que hace una fiesta particular a la que viene mas gente de la que esperaba y de lo que pasa en la calle no es responsable, porque pasa en la calle.
No hubo presencia de Control Urbano ya que, pese a nuestros llamados, nadie acudió después de las 2.30 hs., cuando la fiesta y todo lo demás iba descontrolándose paulatinamente. Los vecinos hacíamos lo que nos habían indicado que era llamarlos, situación que terminó enojando al Sr. Ezequiel Escobar por nuestra insistencia; esta actitud no vino acompañada de ninguna autocrítica acerca de que haber dado una respuesta concreta y a tiempo ante las primeras llamadas hubiera hecho innecesarias todas la demás. Nosotros también hubiéramos querido descansar esa noche, pero no sólo no descansamos sino que la experiencia nos dejó un sabor muy amargo y una enorme sensación de desprotección.
¿Podrían afirmar las autoridades municipales y de seguridad que los vecinos no nos hemos comprometido en resolver esta situación? ¿Podrían sostener que no hemos puesto a su disposición información y colaboración? ¿No hemos hecho lo que los organismos de control y seguridad nos han indicado hacer? ¿No hemos procurado soluciones aún yendo más allá de nuestras responsabilidades? ¿No podemos esperar nada concreto de las autoridades responsables del control urbano y ciudadano? ¿Se va a esperar a que haya daños y lesiones más graves que lamentar?. Como simples vecinos damnificados pedimos una intervención concreta, que se resuelva, que se clausure ese lugar como espacio donde se realizan fiestas clandestinas y ofrecemos –una vez más- nuestra colaboración para la resolución del caso.
No deja de ser contradictorio que el MUNICIPIO impida a los clubes de Rugby y Hockey de la ciudad realizar eventos con motivo de las Fiestas de fin de año y no tenga autoridad para prohibir Fiestas Clandestinas que además de no pagar por la actividad comercial que realizan, la misma puede producir hechos luctuosos.
A PESAR DE TODO … COMO CANTABA ELADIA BLÁZQUEZ ….
¡¡¡FELIZ 2010!!! A TODOS LOS VECIN@S QUE APUESTAN A LA CONVIVENCIA CON RESPETO Y SOLIDARIDAD
--ASAMBLEA VECINAL "LA EMILIA"